El conflicto entre Rusia y Ucrania, centrado en Crimea, ha dejado en evidencia lo crítico que es el manejo de la información y lo sensible que es esta situación para la parte civil.

En un entorno tan interconectado como el actual, compartir información hace parte de las actividades cotidianas de cualquier persona, lo cual se ve fuertemente amenazado por un conflicto armado, como es el caso de Crimea en Ucrania. Esta lamentable situación ya lleva algunos meses, y que tuvo implicaciones políticas muy delicadas, ha desembocado en una serie de eventos que dejan el ambiente muy tenso en relación a la seguridad informática.

Desde el desplazamiento de tropas rusas a Crimea, se han identificado algunos incidentes que van desde el corte de cables de telecomunicaciones hasta el bloqueo de páginas web, lo cual ha afectado de forma significativa las comunicaciones, pero no se han identificado ataques cibernéticos más graves contra instituciones militares o gubernamentales.

Hasta el momento dentro de los ataques que han causado más revuelo, está el ocurrido a principios de este mes donde atacantes pudieron acceder al sitio web Russia Today y modificar los encabezados de algunas noticias relacionados con el conflicto armado.

Tanto la creciente tensión política del conflicto como los antecedentes que hay en la región relacionados con ciberataques  encabezados por civiles ajenos a los gobiernos, hacia organizaciones que han estado en contra de contra de las políticas rusas, plantean un escenario complejo para la seguridad de la información. Por ejemplo, ataques de denegación de servicio durante el 2009 por parte de atacantes civiles que estaban a favor de políticas rusas afectaron instituciones gubernamentales, financieras, universitarias, entre otras, generando gran desorden en Georgia.

Si bien no es coherente hablar de ciberguerra en este caso, pues no se ha presentado un ataque hacia infraestructura crítica de un Estado, la preocupación tiende a incrementarse dado que el acceso a herramientas que puedan generar daños a infraestructuras críticas son fácilmente accesibles e incluso gratuitas para los atacantes.

Más allá de generar paranoia dado el conflicto actual en Crimea, vale la pena destacar lo importante que es mantener seguras las infraestructuras críticas. Si bien, como en este caso entre Rusia y Ucrania los estados directamente involucrados no han llevado adelante ningún tipo de acción comprobada de ciberataques, siempre queda abierta la posibilidad para que terceros aprovechen la situación y traten de sacar ventaja. Ya países como Estados Unidos y la Unión Europea definieron sus estrategias de ciberseguridad, así que no es de extrañar que este tipo de tendencias se extienda por el mundo para minimizar los impactos sobre la vida de las personas.