Desde que Facebook anunció recientemente que cambiarían los términos y condiciones para el uso de WhatsApp, la noticia provocó un gran revuelo entre los usuarios de la aplicación llevando a varios a tomar la decisión de cambiar a otras apps de mensajería. Muchos eligieron esta opción por el temor de que se vea afectada la privacidad de su información a raíz de estos cambios, pero quizás sin estar muy al tanto realmente de por qué lo estaban haciendo.

¿Es realmente cierto todo eso que se dicen respecto de los cambios?, ¿nos están espiando?, ¿cuál aplicación es mejor para cambiar? Estas son solo algunas de las muchas dudas que nos han llegado al equipo de ESET en Latinoamérica. Por eso consideramos oportuno brindar algo más de información acerca de todo lo que ya se ha dicho con el objetivo de intentar de complementar la visión que tienen muchos de los usuarios que aún siguen con esta preocupación y no saben qué hacer.

¿Cambiaron los términos y condiciones de uso para espiarnos?

¿La reacción de los usuarios se debe a los antecedentes de Facebook?, ¿es un ejemplo de las consecuencias que provocó el mal manejo de los datos de los usuarios en el pasado?, ¿o es solo que la gente está más consciente de la importancia de asegurar su información personal?

Sea cual sea la razón que motivó a este temor en los usuarios de WhatsApp, la realidad es que cuando comenzaron a aparecer las notificaciones en la app indicando que había una fecha límite para aceptar los nuevos términos y condiciones y que aquellos usuarios que no aceptaran deberían buscarse una nueva app de mensajería, no tardaron en surgir las noticias falsas, memes y teorías conspirativas alegando los oscuros y siniestros motivos que podría tener una empresa como Facebook para hacer dichos cambios.

Pero la realidad es bastante diferente a lo que muchos plantean a través de las redes sociales. Quizás lo más importante y que vale la pena dejar claro es que estos cambios no implican que Facebook va poder leer o acceder a los mensajes privados de tus chats y/o grupos. Vale la pena recordar que la aplicación implementó hace un tiempo un algoritmo de cifrado de extremo a extremo en las conversaciones, de tal manera que el mensaje se cifra antes de salir del dispositivo con la clave única de cada usuario y solamente se puede descifrar en el dispositivo del usuario destinatario del mensaje; por lo tanto, si el mensaje es interceptado va a ser prácticamente imposible de descifrar.

Entonces, habiendo dejado en claro esto, ahora sí podemos centrarnos en lo que realmente implica el cambio. Debemos recordar que Facebook compró la aplicación de WhatsApp hace poco más de seis años y desde entonces, junto con la adquisición de otras aplicaciones —entre ellas Instagram—, ha venido confeccionando un ecosistema de aplicaciones y poco a poco ha logrado integrar los datos de sus usuarios en un perfil único donde se reúne información de las diferentes aplicaciones. El objetivo de todo esto es poder acercarle a los usuarios productos, servicios y promociones asociados a los gustos de los usuarios, lo cual implica mayores ganancias para Facebook al hacer que sus campañas publicitarias sean más efectivas.

Teniendo esto claro, resulta más fácil entender la razón por la cual Facebook desea añadir información relacionada con el uso de Whatsapp, como las cuentas con las que interactúa un usuario, si estas son cuentas de empresas, en qué momento utiliza esos servicios, dirección IP con la que se conecta o datos del dispositivo móvil del usuario. Esto sumado a información de perfiles de otras redes y aplicaciones como Instagram o Facebook, permite sin lugar a dudas llevar a un nivel superior la segmentación y conocimiento de los usuarios.

Privacidad de los datos en las aplicaciones de mensajería

Ante estos cambios anunciados por Facebook en WhatsApp, muchos usuarios corrieron a descargar y empezar a utilizar otras aplicaciones de mensajería, siendo Telegram y Signal dos de las más conocidas y descargadas. Y si bien es cierto que aplicaciones como Signal fueron pensadas desde su diseño para ofrecer mayores niveles de privacidad a sus usuarios, el hecho de dejar de utilizar Whatsapp pero seguir usando Instagram o Facebook implica que como usuarios seguimos compartiendo una gran cantidad de datos, y eso mencionando únicamente las aplicaciones más conocidas del ecosistema Facebook. Todo esto dejando de lado a empresas como Google o Microsoft, que también ofrecen una gran cantidad de servicios para facilitar la vida de millones de usuarios a cambio de sus datos y que son utilizadas por un alto porcentaje de usuarios que también utilizan productos del ecosistema Facebook.

Es cierto que otras aplicaciones de mensajería recolectan menos datos acerca del uso que hacen los usuarios de la aplicación, lo cual se debe en gran medida a la estructura que tienen los desarrolladores de estas aplicaciones y a la evolución que han tenido en los últimos años.

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En el caso de Telegram, por ejemplo, el cifrado de las conversaciones no viene por defecto en todas las conversaciones, sino únicamente en aquellas que el usuario decida hacerlo, mientras que Signal o Whatsapp lo tienen por defecto para todas las comunicaciones. Por otra parte, en el caso de Signal se trata de la única aplicación de código abierto y está patrocinada por una fundación sin fines de lucro que obtiene fondos de usuarios y de grandes empresas como Amazon, mientras que Telegram y Whatsapp tienen como fuente de financiamiento inversores privados.

Para decidir qué hacer, primero hay que informarse bien

Teniendo en cuenta esta amplia variedad de matices, y sin dejarse llevar por noticias sensacionalistas, memes o información falsa que circula por Internet, podemos tomar una postura racional al respecto de qué queremos que ocurra con nuestros datos al momento de utilizar nuestros dispositivos. Quizá hay usuario para los cuales los cambios que se implementarán en WhatsApp les resulten positivos y les interese que les acerquen contenidos y promociones que estén alineados a sus gustos, facilitándoles un montón la búsqueda de información en la red. O también hay otros usuarios a los cuales la idea de estar en un sistema en el cual tengan tanto conocimiento de sus gustos los haga sentirse observados y limitados en lo que pueden conocer.

¿Te preguntaste alguna vez qué tipo de usuario eres y qué es lo que estás dispuesto a brindar a estas grandes empresas para seguir usando sus productos y servicios “gratuitos”? Si aún no lo hiciste, este puede ser un gran momento para empezar a planteártelo. Quizá hay quienes digan que es demasiado tarde, que ya les hemos dado demasiada información y que sería imposible salir de todo ese sistema, pero al menos ser consciente de todo lo que pasa en este ecosistema interconectado nos posiciona en un lugar diferente y nos brinda más herramientas para poder pensar y decidir de manera responsable cómo queremos utilizar la tecnología.

Qué podríamos esperar en el futuro

Teniendo una postura más clara e informada sobre lo que pasa con nuestros datos al momento de utilizar estas aplicaciones, es prácticamente imposible no aventurarse a pensar lo que puede llegar a pasar en el futuro. El camino hacia una realidad hiperconectada ya lo iniciamos hace unos años, quizá algunos sin darse cuenta de ello, teniendo cada vez más dispositivos y aplicaciones que están todo el tiempo recopilando nuestros datos y compartiéndolos con terceros.

Toda esta situación plantea riesgos para nosotros como usuarios al momento de usar la tecnología, ya que después de todo estamos utilizando tecnología que es susceptible de tener fallas y vulnerabilidades que pongan en riesgo la seguridad de nuestros datos y privacidad (como se conoció esta semana en Signal, Facebook Messenger, Duo y en la app de Google Chat), y es parte de nuestra responsabilidad como usuarios es conocer estos riesgos para tomar las medidas de protección adecuadas.

Y el desafío va más allá del uso que hacemos como usuarios de la tecnología de una forma segura, ya que es necesario que gobiernos y sector privado pongan reglas claras para respetar la privacidad de los usuarios y que situaciones como las de Cambridge Analytica no se vuelvan a repetir. Tenemos antecedentes recientes como la GDPR, pero aún es necesario que es este tipo de iniciativas lleguen a más países porque si bien toda esta tecnología facilita muchas actividades cotidianas, utilizada de una forma inadecuada puede llevar a influir en criterios de elección de muchas personas coartando sus libertades.