La figura del hacker es muy conocida en la cultura popular y suele jugar un papel central en historias ficticias y en el mundo real. Las fugas de datos, la exposición de conversaciones personales de figuras públicas, la propagación de virus y la piratería a menudo se asocian con “piratas informáticos”. No todos los hackers, sin embargo, son ciberdelincuentes, y esta distinción es clave para comprender el universo hacker y cómo se retrata en películas y juegos.

El término hacker surgió en la década de 1950 en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) para describir a las personas que dedicaban su tiempo a investigar profundamente el funcionamiento de los sistemas operativos y a compartir sus hallazgos con sus compañeros. Estos hackers eran en su mayoría jóvenes estudiantes del MIT motivados por una pasión por la resolución de problemas, sin objetivos financieros.

El hacking ético, también conocido white hat hacking, es una práctica en la que las personas, a menudo expertos en seguridad de la información, emplean sus habilidades técnicas para identificar vulnerabilidades y fallas de seguridad en sistemas, redes y aplicaciones, con la autorización y el consentimiento de los propietarios.

El objetivo principal del hacking ético es fortalecer la ciberseguridad mediante la prevención de ataques maliciosos mediante la aplicación de parches de agujeros de seguridad antes de que los ciberdelincuentes puedan explotarlos. Los hackers éticos operan dentro de marcos legales y siguen estrictas pautas éticas, asegurando la privacidad e integridad de los datos, promoviendo así un entorno digital más seguro y confiable para todos los usuarios.

La ética hacker nació de esta comunidad, estableciendo principios fundamentales que guían las acciones de estos entusiastas. Uno de estos principios es la libertad universal de acceso a la información. Muchos hackers comparten este compromiso y buscan empoderar a las personas a través del conocimiento en lugar de dañar a otros.

Wikipedia es un ejemplo notable de un proyecto basado en la ética hacker. Es una enciclopedia virtual colaborativa y gratuita, donde cualquiera puede contribuir y cuyo código es abierto, permitiendo la creación de otras enciclopedias virtuales.

La visión de Hollywood y la transformación propuesta por la película Hacker

Hollywood, en su mayor parte, tiende a representar a los hackers de manera distorsionada, a menudo presentándolos como maestros en adivinar contraseñas e irrumpir en sistemas para robar información personal y corporativa. Si bien estas representaciones pueden ser emocionantes, la realidad es que, en la mayoría de los casos, estas escenas son completamente ficticias.

La película Hacker, lanzada en 2015 y ahora disponible en algunos países en la plataforma Netflix, ha captado la atención no solo de los amantes del cine, sino también de la comunidad de hackers. Dirigida por Michael Mann, la película destaca por la forma realista en que construye sus personajes y trama. Christopher McKinlay, un experto en seguridad digital que se desempeñó como consultor en la película, destacó cómo la vida real sirvió de inspiración para el film.

En Hacker, seguimos la historia de Nicholas Hathaway (Chris Hemsworth), un genio programador que fue condenado a 15 años de prisión y que, luego de que un ciberdelincuente irrumpiera en los sistemas de un importante banco estadounidense, es sacado de la cárcel para ayudar a las autoridades a identificar y arrestar al criminal y evitar una crisis en el mercado bursátil internacional.

El personaje interpretado por Chris Hemsworth se inspiró en Max Butler, también conocido como Max Vision, un consultor de seguridad devenido en ciberdelincuente cuando decidió robar datos de tarjetas de crédito. Este enfoque basado en figuras reales del mundo hacker contribuyó a la autenticidad de la película.

A diferencia de muchas películas anteriores que retrataban a los hackers como genios capaces de entrar en los sistemas informáticos con facilidad, Hacker se destacó por evitar los clichés sensacionalistas, una excepción notable, según los expertos en seguridad. En cambio, la producción utilizó detalles de hacks que realmente tuvieron lugar en la vida real como base para la narrativa.

Un aspecto impactante abordado por la película es la vulnerabilidad de los sistemas de control industrial, que regulan las fábricas y las centrales eléctricas. Una de las escenas iniciales de la película muestra a hackers desactivando una planta de energía nuclear. Si bien esto puede parecer ficción para algunos, incidentes similares ya han ocurrido en la vida real.

Se sospecha que el infame Stuxnet, un gusano informático, dañó centrifugadoras nucleares en Irán en 2010. Además, a finales de 2014, una fábrica de acero en Alemania fue atacada por piratas informáticos, causando daños físicos significativos al hacer que las máquinas giraran fuera de control. Más recientemente, los investigadores de ESET analizaron muestras de malware detectadas como Win32 / Industroyer, capaces de realizar exactamente este mismo tipo de acción.

En resumen, la película ofrece una visión realista e impactante del mundo del hacking, basada en hechos y cifras reales. Además, contribuye a la evolución de la visión de la sociedad sobre la piratería al resaltar los peligros y las consecuencias reales de las actividades maliciosas, que van mucho más allá de la representación simplificada y ficticia que a menudo se ve en películas anteriores. El trabajo de Michael Mann sirve como un ejemplo notable de cómo el cine puede educar y crear conciencia sobre los desafíos de la ciberseguridad en nuestra era digital.

Conclusión

En un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, comprender la verdadera naturaleza de los hackers es crucial. Hacker de Michael Mann no solo ofrece una visión más realista y auténtica del universo hacker, sino que también desafía los estereotipos dañinos. Al destacar que muchos de ellos desempeñan un papel clave en la protección de la seguridad digital, y arrojar luz sobre la ética de los hackers y su compromiso con el libre acceso a la información.

Las películas y los juegos tienen la oportunidad de retratar con precisión el mundo de los hackers y educar al público sobre los matices de esta comunidad diversa, donde algunos buscan el bien común, mientras que otros explotan la vulnerabilidad humana para beneficio personal.