En una época en que los niños se convirtieron en nativos digitales que usan y conocen la tecnología desde temprana edad, los riesgos de seguridad que hace tiempo existen también podrían afectarlos a ellos, si no se toman los recaudos necesarios. Así, los menores también podrían convertirse en blanco de criminales, que han desarrollado amenazas que los tienen como objetivo principal. Tal es el caso del grooming.

¿Qué es el grooming?

Aunque no se trata de un nuevo término, ya que venimos concientizando sobre él al menos desde 2011, es importante definirlo para que todos los padres responsables que acompañen a sus hijos en el uso seguro de Internet lo conozcan. "Grooming" se utiliza para describir la acción donde un adulto contacta a un menor por Internet para ganar su confianza y amistad, con el fin último de abusar de él de distintas maneras. Para lograr la naturalidad con el menor, se suelen utilizar perfiles o identidades falsas, por lo que el grooming se presenta a través de cualquier medio digital que permita la interacción entre dos o más personas.

Entre las vías más comunes se encuentran las redes sociales, el correo electrónico, mensajes de texto, sitios de chats o páginas de juegos en línea que permiten la comunicación. Y aunque pareciera que se trata de un nuevo ciberdelito, esta actividad también se realiza fuera del ámbito de Internet; sin embargo, la principal característica del grooming es que la relación se establece con alguno de los medios que actualmente ofrece la tecnología.

¿Cómo se presenta?

A menudo los cibercriminales logran su propósito aprovechándose de la inocencia en los menores, además de que suelen emplear técnicas para engañarlos a través de conductas sociales, lo que se denomina Ingeniería Social. Este término se refiere a la manipulación psicológica y persuasión, para que voluntariamente la víctima brinde información o realice algún acto que lo ponga en riesgo.

Por ejemplo, el adulto puede seducir al menor por medio de la atención o el afecto, al escuchar sus problemas e incluso haciéndole regalos, luego de que lo ha contactado a través de un medio digital. Posteriormente, trata de reducir la inhibición incorporando gradualmente contenido sexual a sus conversaciones o mostrándole material sexual explícito, en busca de un contacto cara a cara.

Dependiendo de cada caso, las consecuencias del grooming pueden variar de persona a persona. En una primera instancia, uno de los daños en el menor puede estar relacionado con sufrir afectaciones psicológicas debido a la manipulación o control que pueda ejercer el adulto. En caso de que se concrete un encuentro, las consecuencias podrían ser de carácter físico, pudiendo llegar incluso al abuso sexual.

Aunado a lo anterior, el adulto malintencionado también podría obtener fotografías o videos de contenido sexual del menor (práctica conocida como sexting), o presentarse casos más graves como la pedofilia, pornografía, trata o explotación infantil. En cualquier caso, los derechos fundamentales de los niños se ven afectados negativamente.

La problemática del grooming en números

Es importante mencionar que no se trata de un problema local, ya que adultos de toda la región se han mostrado preocupados por el grooming y por proteger a sus hijos en Internet. De acuerdo con la revista Forbes, solo en 2013 se detectaron más de 12,000 cuentas falsas, las cuales exhibían imágenes de explotación sexual infantil. El problema se magnifica si consideramos que en muchos países no existe una ley que tipifique la conducta del grooming, lo que deja en un estado de indefensión a miles de niños víctimas de esta práctica.

En Argentina, en 2013, se incorporó la figura de "grooming" o "cibearacoso sexual" a la Ley 26904, pero no son muchos los países que hayan legislado en este sentido todavía.

Ante este escenario, ¿cómo proteger a los menores?

Privar a los menores del uso de Internet en busca de evitar riesgos como el grooming es una medida drástica, ya que de manera paralela se les niega el acceso a un conjunto de recursos de gran utilidad como la vasta información, conocimiento o entretenimiento.

En este sentido, evitar que los menores utilicen los medios digitales no es posible, considerando además que forman parte de sus vidas. Por el contrario, los consejos de protección deberán estar enfocados en un uso controlado y seguro de Internet.

Algunos de los puntos más relevantes están enlistados a continuación:

  • Concientizar a los menores sobre los peligros de la red. El primer paso para evitar los peligros de Internet es conocer los riesgos a los cuales pueden enfrentarse los menores. Por ello, educar en este tema y saber la manera en la que pueden afectarlos, pero sobre todo cómo evitarlos, resulta fundamental para su protección. Nuestra Guía de Seguridad para Padres será un buen punto de partida.
  • Revisar el acceso de los niños a Internet y sus publicaciones. Es importante conocer lo que publican y orientarlos para que eviten brindar información personal y privada, como puede ser su dirección, teléfono o el nombre del colegio al que asisten. De la misma manera, evitar la comunicación con personas desconocidas es otra medida de seguridad.
  • Mantener un diálogo abierto entre padres e hijos. Una conversación libre y fluida entre padres e hijos contribuye a que los niños sientan la familiaridad necesaria para recurrir a un adulto en caso de ser necesario. Establecer una relación de confianza es quizá el punto más importante para tratar los problemas.
  • Utilizar soluciones de seguridad en las computadoras. Las herramientas tecnológicas juegan un papel importe en la protección de los equipos, la información y por ende, de los usuarios. Con el uso de una solución de seguridad se protege la computadora de programas informáticos maliciosos y ciberdelitos, además de que este tipo de herramientas también cuentan con opciones de control parental, que permiten filtrar sitios y contenidos potencialmente peligrosos para los menores de edad.

Aunque parezca que se trata de riesgos complejos, la realidad es que evitarlos está en nuestras manos, con la participación y orientación de los adultos responsables y profesores, aunado a las campañas que surgen desde la iniciativa privada y los gobiernos interesados, a través de leyes que tipifiquen estas conductas agresivas hacia los menores.

La participación de los usuarios a través de seguir un conjunto de sencillas prácticas y el uso de herramientas tecnológicas de seguridad, contribuye a evitar las amenazas en la red, lo que nos permite disfrutar de la tecnología en un ambiente cada vez más seguro.

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