Creería que, después de las fotos de gatos, las fotos de niños y bebés parecen ser las que más se publican en redes sociales. Seguramente muchos tenemos contactos que publican una gran cantidad, y muestran a sus hijos o sobrinos en diversas situaciones, en la mayoría de los casos con la simple intención de compartir con su red un lindo momento.

Si bien aún no tengo la dicha de ser padre, sí tengo muchos amigos y conocidos que lo son, y pareciera que se vuelve un hobbie compartir fotografías de los niños en redes sociales y en cuanto lugar en Internet es posible. Pero más allá de lo lindo o fastidioso que esto sea, dependiendo del punto de vista de cada uno, hay una cuestión de seguridad que tal vez debería ser revisada con un poco más de cuidado.

La pregunta para aquellos entusiastas de publicar fotos de los más pequeños de la familia en Internet sería si han contemplado los riesgos que puede suponer publicar tanta información o incluso si han pensado en el mensaje que se le está dando en relación al manejo de su imagen en redes sociales cuando sean más grandes.

Desde hace mucho tiempo venimos mencionando que cuando subimos algo a Internet, la información sale de nuestro control. Por un momento pensamos ¿cuántos contactos pueden ver lo que publicamos? ¿Y los contactos de esos contactos?

Podríamos seguir la cadena y nos daríamos cuenta de que, de no tener cuidado en dónde y cómo publicamos las fotografías, estas podrían llegar a quedar expuestas a personas que tal vez no esperamos.

La solución está en el sentido común

En vez de concluir que lo correcto sería no publicar ninguna foto, lo realmente importante es empezar por cuidar las configuraciones de las redes sociales: tomar precauciones tales como publicar fotografías que no generen un compromiso con la integridad del niño a futuro y mantener un grupo cerrado solamente de familiares cercanos para publicar la mayoría de las fotos.

Hay que tener presente que las nuevas generaciones crecen teniendo todo su entorno conectado a Internet, por lo que muchas veces, lo que para los mayores son dos mundos separados (el real y el virtual) para los chicos es uno solo. Es por eso que se los debe educar teniendo estas cuestiones presentes.

Por lo tanto, el mejor ejemplo que los padres pueden darle a sus hijos relacionado con el manejo de información en Internet es ser prudentes con lo que se comparte en Internet. De esto es parte contar con un perfil bien administrado, en el cual las fotos sean accesibles solamente por un grupo limitado.

Además, ser muy cuidadosos con la información adicional que se comparte, como el nombre del niño, la guardería, jardín de infantes o escuela a la que asiste, el lugar donde realiza sus actividades extracurriculares o cualquier otro dato que pueda resultar sensible, y que en las manos equivocadas, pueda ser utilizado de forma maliciosa.

Aprovecho la ocasión para recordarles que, en nuestra sección de Guías, está disponible la Guía de Protección Infantil, que le brinda a los adultos la posibilidad de educarse para, a su vez, poder educar a los niños en el uso de Internet, y así poder asegurarles una experiencia sana y segura.

 
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